Periodismo de Investigación - 4

A propósito de la inminente sentencia en el juicio a Fujimori[1], el siguiente reportaje propone un diálogo entre la justicia, la verdad y la memoria.

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l ex presidente Alberto Fujimori, está siendo procesado desde el 10 de diciembre de 2007, en 151 sesiones públicas a la fecha, por los delitos de secuestro, asesinatos y crímenes de lesa humanidad en el núcleo de acusaciones por violaciones a los derechos humanos.

A propósito de la próxima sentencia en el juicio, los ciudadanos del mundo, nos preguntamos cuál será la verdad que prevalecerá, qué relato quedará inscrito en la historia, para nuestro aprendizaje, y el de las futuras generaciones.

La voz de los familiares de las víctimas

Cuando le pregunto a Gisela Ortiz Perea[3] qué opina del juicio, ella explica: “Creo que hasta ahora, se arrepienten no de haber matado a los nuestros, sino de haberlos elegido, ya que sus familiares resultamos bullangueros”. [4]

Si hoy tenemos sentando en el banquillo de los acusados a un ex Jefe de Estado –registrando precedente en la historia de la justicia internacional–, eso, se lo debemos a los familiares ‘bullangeros’.

Se trata del caso ‘La Cantuta’, cuando era presidente Alberto Fujimori, en la madrugada del 18 de julio de 1992, miembros Inteligencia del Ejército, irrumpieron en las viviendas de estudiantes y profesores de la Universidad Nacional Enrique Guzmán y Valle, La Cantuta. Nueve estudiantes y un profesor fueron detenidos, luego asesinados y posteriormente enterrados clandestinamente en fosas comunes. [5] Éste es uno de los crímenes por los que se le juzga.

Eran los tiempos de un gobierno de facto, que a la fecha de los sucesos de La Cantuta, ya registraba 61 denuncias por desapariciones, en su mayoría de estudiantes universitarios. [7]

Detrás de la historia
Lo que no se ha recordado en este tiempo, es que el Presidente Fujimori visitó la Universidad ‘La Cantuta’ el 21 de mayo de ese mismo año, provocando una reacción violenta de los estudiantes que lo obligó a retirarse humillado.
Sus declaraciones al salir del recinto universitario, fueron las siguientes: "Esta es una primera inspección. Esperábamos este recibimiento. Pero lo que no podrán detener es la firme decisión de poner orden en las aulas. No es posible tener una universidad donde se enseña a destruir al país con ideologías terroristas. No olvidemos que aquí se forman los futuros profesores de nuestros hijos (...) Es hora de poner orden y disciplina en las universidades para poner fin a la infiltración subversiva (...) tenemos que erradicar y extirpar la presencia de estos grupos subversivos, que atentan contra la autonomía de la universidad...” [8]

Al día siguiente de su visita, el 22 de mayo de 1992, se intervienen militarmente las Universidades Enrique Guzmán y Valle y Mayor Nacional de San Marcos; se detiene a otros 56 estudiantes; y se instala, en “La Cantuta”, un destacamento militar dependiente de la División de las Fuerzas Especiales (DIFE) que se denominó Base de Acción Cívica e impuso en la universidad un toque de queda y un control militar de entrada y salida de los estudiantes. [9]

O sea, exactamente 48 días antes de los hechos por los que se le juzga y en el mismo lugar donde se originó el delito, el presidente Fujimori habló de extirpar, poner orden, destruir ideologías terroristas, erradicar grupos subversivos. Estos datos hacen pensar imposible que no supiera lo que allí ocurriría... si lo esta ordenando!

¿Han quedado estos hechos registrados en la memoria de los ciudadanos... o será que las Universidades estaban llenas de terrucos bien muertos... o en medio de argumentaciones jurídicas incomprensibles lo que se instalará en nuestra memoria, será lo que digan las encuestas... o lo que digan los medios... o sólo se trata de pasiones políticas, polarizantes y hasta electorales? ...
¿Nos importa realmente que la verdad se conozca y la justicia se imparta... realmente nos incumbe, nos compromete? ¿Somos una comunidad que atesora la justica y la verdad como valores que regulan nuestra convivencia?

Tras la verdad desde el primer día
Los familiares actuaron en la búsqueda de sus seres queridos desde el mismo día de julio de 1992, buscaron las declaraciones de testigos presen­ciales del secuestro y presentaron acciones de Habeas Corpus en el segundo semestre de 1992.

Gisela nos cuenta: “Hacia noviembre de 1992, como no sabíamos nada, pensé que algo malo tenía que haber pasado. Aunque no quería aceptarlo, por primera vez pensé que de repente, estaban muertos”. [10]

El Congreso conforma la Comisión Investigadora del CCD en la sesión Plenaria del 2 de abril de 1993, ante la lectura de un documento perteneciente al grupo "León Dormido" por parte del Congresista Henry Pease.

Ante la presión, el general Nicolas Hermoza Ríos admite tener conocimiento de una incursión de miembros de las FF.AA en la residencia estudiantil de La Cantuta. Tales actuaciones apuntaban a la desaparición y asesinato claramente.

Los medios aportan verdad
Fue la revista Sí dirigida entonces por Ricardo Uceda, el 12 de julio de 1993, la que divulga el croquis que indicaba el lugar en que habían sido enterrados parte de los restos humanos pertenecientes a los secuestrados de la Cantuta: Quebrada de Chavilca, en la localidad de Cieneguilla.

La Fiscalía realizó diligencias de constatación en un paraje que fue usado hasta ese momento como campo de prácticas de tiro por la Policía Nacional. Ahí se hallaron fosas clandestinas que contenían restos óseos (un esqueleto humano completo con ropa, medio esqueleto, tejidos humanos, restos de cabello y ropas), además de casquillos, proyectiles de bala y restos de cal.

Cuando la tierra se niega a ser cómplice
Ese esqueleto completo era el del estudiante Enrique Ortiz, hermano de Gisela, quien expresa: “De esa misma tierra con la que intentaron tapar sus crímenes, empezó a brotar la verdad: aparecieron las llaves y el cuerpo de MI HERMANO y la verdad se fue abriendo paso ante tanta mentira… y la tierra vomitaba a sus hijos negándose a ser cómplice de estos criminales.” [11]

Desde 1993 en que se realizan las primeras exhumaciones de las fosas [12], a la fecha después de 16 años, existe un solo hilo conductor: el coraje y la perseverancia de un grupo de hermanas, hijas, esposas y madres que hicieron de la búsqueda de la verdad sobre sus seres queridos, el motivo mismo de sus propias vidas. A ellas, les debemos que hoy el Perú y el mundo entero, tenga la oportunidad histórica de afirmar la justicia.

Aún la justicia es un valor exageradamente esquivo [xiii]
Cuando el Informe de la Comisión de la Verdad dijo “la desaparición de Ernesto Rafael Castillo Páez será el primer caso sobre el cual asumirá competencia la Sala Penal Nacional y la sentencia que ésta emita marcará un hito respecto al delito de desaparición forzada de personas”, [xiv] no le faltó razón.

En efecto, el crimen cometido contra el también estudiante de la Pontificia Universidad Católica del Perú, Ernesto Castillo Páez, quien fuera detenido el 21 de octubre de 1990 en una esquina de Villa El Salvador y del que no se sabe nada hasta el día de hoy; fue procesado por la Sala Penal Nacional el 20 de marzo del 2006, sentenciando con penas de dieciséis y quince años de prisión a los autores del delito contra la humanidad - desaparición forzada en agravio de Ernesto Castillo Páez. [xv] La justicia fue servida.

¿Y dónde está el cuerpo de Ernesto Castillo Páez? Hoy, diecinueve años después, sus padres, Carmen y Cronwell, no pueden darle cristiana sepultura aún habiendo sido procesados los autores del delito y cumpliendo ya las penas establecidas… la verdad de los hechos no desentraña el cuerpo de su hijo, el duelo aún no cierra.

¿Van de la mano justicia y verdad?
A la luz de los hechos descritos, que tienen de común denominador -entre otros- el tratarse de desapariciones y muertes de jóvenes estudiantes; nos preguntamos si el juicio a Fujimori y la sentencia que establecerá el Tribunal, harán el mismo honor a la justicia que a la verdad. Ésta es una cuestión central para entender que la plena satisfacción del derecho a la verdad, pasa, pero no se agota en el proceso judicial.

Los límites que imponen los procesos de administración de justicia, no permiten siempre desentrañar toda la verdad de los hechos por los cuales se les condena a los autores de los delitos.
Quedan vacíos en el relato jurídico, pues bajo la complejidad de articulados, preceptos y jurisprudencia a las que se apelan en los juicios, se esconden trozos de verdades fundamentales, pedazos de vidas sin contar, incluso cuerpos sin hallar.

Esto último, por ejemplo, se da también en el caso La Cantuta, donde diecisiete años después, los familiares logran enterrar sólo seis de los diez cuerpos asesinados. [xvi]

El enorme poder de la memoria
Las lecciones de todo juicio que busca impartir justicia –en especial el que actualmente se le sigue al ex Presidente Fujimori–, nos deben hacer dialogar con las otras dimensiones inherentes a los derechos de toda víctima de un crimen: el derecho a la verdad, a la dignificación y a la reparación integral a satisfacción de la víctima y sus familias; y el derecho a la memoria a satisfacción de la comunidad a la que pertenece, es decir, todos nosotros.

Aún más vigencia adquiere plantearse estos puentes de diálogo entre justicia, verdad y memoria, cuando por un lado, el actual Jefe de Estado pretende rechazar una donación alemana para la construcción de un Museo de la Memoria [xvii] y al mismo tiempo, halaga la película peruana ‘la teta asustada’ ganadora del Oso de Oro en el festival de Cine de Berlín, cuya temática se origina, justamente, en el contexto de la guerra interna que el Jefe de Estado propone eliminar de la historia oficial peruana.

Los 9 estudiantes y el profesor de La Cantuta


Referencias:
[1] Human Rights Wacht 23 de febrero de 2008
[2] José Martí
[3] Hermana del estudiante Enrique Ortiz Perea desaparecido y asesinado junto a nueve personas más de la Universidad donde estudiaban ‘La Cantuta’.
[4] Pagina 84 en “Podrán matar las flores pero nunca las Cantutas”. Editores: Aprodeh y Redinfa. Junio de 2008. 1000 ejemplares.
[5] Fuente: Aprodeh

[7] Según un reporte de la fiscalía provincial de esa ciudad, sólo entre el 3 de diciembre de 1990 y el 25 de marzo de 1991. Fuente: Informe Final CVR
[8] Fuentes periodísticas compiladas en el Informe Final de la CVR. 2.22. LAS EJECUCIONES EXTRAJUDICIALES DE UNIVERSITARIOS DE LA CANTUTA (1992) Caso La Cantuta.
[9] Informe Final de la CVR. 2.19. LA UNIVERSIDAD NACIONAL DE EDUCACIÓN ENRIQUE GUZMÁN Y VALLE «LA CANTUTA»
[10] Pag. 35 en “Podrán matar las flores pero nunca las Cantutas”. Editores: Aprodeh y Redinfa. Junio de 2008. 1000 ejemplares.
[11] "De esa misma tierra con la que intentaron tapar sus crímenes, empezó a brotar la verdad" Gisela Ortiz - viernes, 1 de diciembre de 2006, 06:32 pm / Red PARA QUE NO SE REPITA
[12] “El lugar de los hechos” en Revista Caretas N°1398 año 1993
[xiii] Carlos Rivera de IDL, uno de los abogados de la familia Castillo Páez. En: Revista Ideele N°167 – Diciembre de 2004
[xiv] Informe Final CVR. Caso Ernesto Castillo Páez. AUDIENCIA PÚBLICA TEMÁTICA"VIOLENCIA POLÍTICA Y COMUNIDAD UNIVERSITARIA"
[xv] “Una sentencia histórica. La desaparición forzada de Ernesto Castillo Páez”. Por Carlos Rivera Paz. 125 páginas. Editor: IDL, mayo de 2006. 1000 ejemplares.
[xvi] El Comercio, 17 de julio de 2008. El Gobierno entregó a familiares restos de seis víctimas de la matanza en La Cantuta.
[xvii] Pronunciamiento de la Defensora del Pueblo sobre El Museo de La Memoria. Febrero 2009

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